¿Qué es una crisis?
Una crisis puede explicarse como un periodo problemático en la vida de una persona, desencadenado por uno o varios acontecimientos o problemas difíciles. Puede que hayas sufrido pérdidas, cambios vitales importantes o estrés, como una enfermedad grave, un fallecimiento o una separación. También puede deberse a dificultades o cambios relacionados con tus finanzas, tu trabajo o tu familia.
Enfrentarse a situaciones que resultan abrumadoras, muy exigentes o perturbadoras —tanto en sentido positivo como negativo— también puede provocar una crisis. Por ejemplo, cuando el último hijo se va de casa, te jubilas, te casas o tienes hijos.
Cuando atraviesas una crisis vital o un duelo podrías experimentar reacciones fuertes, generalizadas y duraderas. Quizá sientas ansiedad y depresión, y tus emociones y comportamientos experimenten cambios de distintas maneras. En conjunto, los distintos síntomas podrían conducir a un diagnóstico de trastorno de adaptación.
Si tus reacciones a la crisis son desencadenadas por un acontecimiento traumático, como una catástrofe natural, una agresión, un accidente o un acto terrorista, podrías padecer un trastorno por estrés agudo o un trastorno por estrés postraumático (TEPT). Puedes leer más sobre el TEPT aquí.
¿Cómo puede una reacción ante una crisis afectar a la vida?
Las personas reaccionan de forma diferente ante las crisis. Tu vulnerabilidad y tus experiencias pasadas de afrontar y superar dificultades influirán en tu forma de reaccionar. Quizá te sientas ansioso, preocupado y cansado, y tengas problemas para dormir. Puede ser que te sientas abatido, solo, vacío y abandonado. Esto es normal y no es sinónimo de una enfermedad.
Muchas personas son resilientes y se recuperan de las crisis, por ejemplo con la ayuda de su red de apoyo social. Para algunos, incluso puede darse el caso de que la crisis haya aportado algo que en retrospectiva se perciba como positivo. La experiencia ha dado lugar a un desarrollo personal, una visión más profunda o una forma más enriquecedora de ver la vida. Pero las crisis también pueden provocar graves problemas de salud mental.
Si crees que puedes estar sufriendo un trastorno de adaptación o estrés traumático tras una crisis o un acontecimiento difícil, puedes ponerte en contacto con tu centro de salud o un centro de salud mental para recibir orientación. Los jóvenes también pueden acudir a los servicios de salud escolar o a los centros de salud para menores. En caso de síntomas graves, como impulsos suicidas, toma contacto inmediatamente con un centro de urgencias psiquiátricas o llama al 112.
Apoyo y tratamiento
En la fase aguda de una crisis, puede ser útil obtener una respuesta rápida. Es posible que necesites apoyo profesional. También es posible que haya gente en tu cercanía que pueda ayudarte con su presencia, tranquilidad y seguridad. Quizá necesites ayuda para identificar y resolver problemas prácticos, así como apoyo y ánimo para superar los momentos difíciles. A corto plazo, la medicación puede ayudar con los problemas de sueño. Si tus síntomas persisten luego de un periodo más largo, es posible que necesites tratamiento psicológico.
Verificador de datos: Marie Kanstrup, psicóloga y doctora del Hospital Universitario Karolinska y de la Universidad de Uppsala.
Última modificación: 28 de febrero de 2024