Vergüenza

La vergüenza es la experiencia o el miedo a perder la reputación ante los demás, por ejemplo por algo que uno ha dicho o hecho.

¿Cómo funciona la vergüenza?

La vergüenza puede sentirse físicamente, con palpitaciones, sofocos, rubor, sudores fríos, ansiedad o dolor de estómago. Puede manifestarse como nerviosismo y pudor, desesperación por sentirse fracasado, o enfado por sentirse ofendido o humillado. Puede manifestarse como desprecio hacia los demás o hacia uno mismo, suscitando reacciones de huida o una necesidad de control. La vergüenza puede hacerte sentir inútil, raro o anormal.

Entre las formas más comunes de reaccionar ante la vergüenza se encuentran atacarse a uno mismo o a los demás, retraerse o adormecer el sentimiento con trabajo, ejercicio, drogas u otros estimulantes.

No todos los sentimientos de vergüenza son malos. A través de la historia, ser capaz de sentir vergüenza ha sido importante para nuestra supervivencia y nuestra interacción con otras personas. Nos motiva a preocuparnos por nuestro lugar en un grupo y nuestra pertenencia a él, y nos ayuda a ser sensibles y estar atentos a los demás, como una especie de brújula social y empática.

Pero a veces la vergüenza llega sin motivo. Quizá otra persona se esté portando mal contigo y te sientas avergonzado aunque no sea culpa tuya. O podría ser el cerebro que se pierde y malinterpreta.

Afrontar los sentimientos de vergüenza

1. Reflexiona

La próxima vez que te asalte un sentimiento de vergüenza, intenta quedarte con él en lugar de combatirlo o distraerte. Hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Qué me hace sentir tan miserable y mal?
  • ¿Cuáles son las consecuencias de mi reacción?
  • ¿Podría haber reaccionado de otra manera?

Poner en contexto tus sentimientos de vergüenza puede darte una mejor comprensión de ti mismo y de cómo funcionas y, a largo plazo, facilitar que los aceptes y te liberes de ellos.

2. Cuéntale tus sentimientos a alguien de confianza

Poner en palabras tus pensamientos y miedos, y escuchar también la perspectiva de otra persona, puede desdramatizar y reducir la vergüenza.

3. Practica la autocompasión

Puedes entrenarte para ser más amable contigo mismo. Puedes empezar por intentar dirigir hacia ti la misma comprensión y compasión que mostrarías hacia otra persona. ¿Cómo responderías a un amigo o familiar que se encuentra en tu misma situación?

4. Distingue entre acción y persona

Que hagas algo de lo que te arrepientas o te sientas culpable no significa que seas una mala persona.

Verificador de datos: Johnny Pellas, psicólogo especializado e investigador de la Universidad de Uppsala.

Última modificación: 11 de marzo de 2022