Soledad

La mayoría de las personas experimentan la soledad en algún momento de su vida. El sentimiento puede ser positivo o estar bien si es autoelegido. Sin embargo, la soledad involuntaria y prolongada puede provocar malestar.

¿Qué es la soledad?

Podemos quedarnos aislados por razones ajenas a nuestra voluntad. Podemos enfermar de gravedad (física o mentalmente), vivir en zonas apartadas, perder a seres queridos por separación o muerte.

Socializar y sentirse conectado a otros son necesidades humanas básicas. Tener a una o varias personas con quien disfrutar y a quienes sentimos cercanos. Incluso los contactos más superficiales pueden influir en el sentimiento de soledad. No experimentarlos puede provocar fuertes sentimientos de alienación, tristeza y desesperanza, y hacer que te sientas mal mental y físicamente.

Diferentes tipos de soledad

Todas las definiciones de soledad involuntaria tienen en común que se experimenta una diferencia entre cómo son los contactos sociales y cómo quieres que sean. Puede que tengas una necesidad social, emocional o existencial que no esté cubierta.

  • La soledad social es cuando se carece de un sentimiento de comunidad, conexión y vínculo con personas con las que uno se siente unido.
  • La soledad emocional se siente cuando se carece de una pareja sentimental o de relaciones cercanas con las que poder estar cerca físicamente y en las que confiar profundamente.
  • La soledad existencial se describe como una forma más profunda de soledad en la que te falta alguien con quien compartir tus pensamientos y sentimientos más íntimos. Puedes tener la sensación de que nadie te escucha ni te comprende. Una sensación de estar solo en el mundo.

Sentirse solo

Hay distintas formas de describir la soledad ya que cada persona la experimenta de manera diferente. Puedes sentirte solo, aunque tengas otras personas con quienes socializar. Este sentimiento de soledad puede provocar otros sentimientos difíciles, como vergüenza, aflicción, autodesprecio o tristeza. No tener amigos, pareja o familiares con quienes compartir pensamientos y sentimientos puede hacer que la vida carezca de sentido.

Si has estado solo durante mucho tiempo, puedes empezar a pensar que la soledad se debe a ti y a quién eres. Puede que incluso pienses que hay algo malo en ti que te hace no tener amigos o pareja. Si te sientes así, puede que comiences a retraerte para protegerte de lo que te parece difícil o de nuevas decepciones. Puede convertirse en un círculo vicioso de pensamientos difícil de romper.

Soledad o depresión: ¿cuál es cuál?

La soledad prolongada puede hacer que te sientas irritable, inquieto o apático, y que veas la vida sin esperanza. También es habitual que la soledad altere nuestras rutinas y nos haga estar menos motivados para hacer cosas que nos hacen sentir bien. Estas manifestaciones de soledad son similares a los síntomas de la depresión, por lo que es fácil confundirlas. Por eso puede ser difícil para uno mismo saber qué es qué. La soledad puede llevar a la depresión y la depresión puede llevar a la soledad.

Causas de la soledad

La soledad puede producirse por diversos motivos y no tiene por qué haber una razón específica por la que te sientas solo. Sin embargo, hay ciertos periodos de la vida en los que el riesgo de soledad involuntaria es mayor.

Es más probable que los adolescentes y los adultos jóvenes declaren sentirse solos en comparación con personas de mediana edad; sin embargo, el riesgo de soledad generalmente aumenta con la edad. Al envejecer, tu y tus amigos corren un mayor riesgo de sufrir trastornos, enfermedades y pérdida de energía, lo que puede dificultar tus relaciones sociales. O simplemente los amigos ya no están vivos.

Los acontecimientos y traumas importantes, como la pérdida de un amigo, pareja u otro familiar, o la separación de la pareja, aumentan el riesgo de soledad. Incluso los grandes cambios en la vida pueden provocar soledad, como que tus hijos se vayan de casa o que tú te mudes a otra ciudad. La jubilación es también un factor de riesgo de soledad, ya que no ir a trabajar todos los días conlleva naturalmente menos contactos sociales.

Vivir con un problema de salud mental o física aumenta el riesgo de sentirse solo. La soledad también es más frecuente entre las personas con dificultades económicas, ya que la falta de dinero puede limitar las oportunidades de actividad y contacto con los demás.

Muchos temen el rechazo: tienes derecho a recibir apoyo

Puede ser difícil hablar sobre la soledad. Muchos sufren en silencio. Pero es importante recordar que no eres el único que se siente solo. Y aunque ahora te sientas solo, eso no significa que tenga que ser así para siempre.

Puede ser difícil salir de la soledad. A menudo evitamos acercarnos a los demás por miedo al rechazo. También puede ser que tengamos experiencias de rechazo. En estas situaciones, no siempre es fácil encontrar contextos sociales, agrupaciones y similares. Para aliviar la presión del peso de la soledad, puede que necesites ser más amable contigo mismo. Si te resulta desconocido y difícil, puede ser que necesites ayuda para cambiar tus pautas habituales y desafiarte a ti mismo, por ejemplo, por parte de una línea de apoyo o de profesional.

¿Cómo podemos ayudarnos mutuamente?

Visitar regularmente a familiares y amigos, y mostrar interés por la vida de los demás, puede evitar la soledad en las personas que nos rodean y en la nuestra propia. Nosotros mismos nos sentimos bien cuando nos preocupamos por los que nos rodean. Saludar y charlar con alguien, aunque sea brevemente en la cola de la tienda del barrio, puede ser más importante de lo que pensamos, y tener el valor de escuchar cuando alguien quiere hablar puede significar mucho.

Verificador de datos: Marie-Louise Söderberg, experta en temas de soledad, SPF Seniorerna.

Última modificación: 14 de octubre de 2024