Enfadado e irritado: cómo funciona el enfado

Sentimos ira por una razón y, como ocurre con otras emociones, la ira puede ayudarnos a comprender nuestras necesidades. Cuando sientes ira, puede significar, por ejemplo, que se están violando tus derechos o los de otra persona, que alguien cercano a ti está siendo amenazado o que alguien está intentando hacerte algún daño.

Entonces es común sentir ira

La ira es fundamentalmente un instinto de supervivencia. Puedes sentir enfado si alguien se comporta mal contigo, si te sientes amenazado, si crees que tú o alguien a quien quieres ha sido tratado de forma injusta, o si te haces daño. Puede que estés enfadado con la persona que se adelantó en la fila, con alguien que no te hizo caso o incluso con la pieza de Lego que pisaste por no verla. La ira también puede ser una forma de gestionar otras emociones. Puedes reaccionar con ira cuando realmente estás asustado, preocupado o frustrado. La pena y la tristeza también pueden expresarse con ira. La ira también puede ser una señal de que estás muy estresado, agotado o no te sientes bien mentalmente. Haz todo lo posible por cuidar el sentimiento; es una guía para tu propio bienestar y puede mostrarte lo que es importante para ti.

¿Qué ocurre en el cuerpo?

La ira puede sentirse físicamente en el cuerpo. Es posible que el corazón empiece a latir más deprisa, los músculos se tensen, la tensión arterial aumente y la respiración se vuelva más dificultosa. Tu voz puede sonar más tensa y, cuando te enfadas, también es posible que comiences a gritar o temblar. Quizá te resulte difícil pensar con claridad. Si te sientes amenazado, puede ser que prestes más atención a lo que ocurre a tu alrededor.

Cuando sientes ira, quizá reacciones atacando. También es posible que reacciones con desdén o intentes evitar lo que te enfada. Podría ser que te convenzas de que tienes razón y te resulte difícil ver el punto de vista de otros. Quizá te enfades tanto que tu impulso sea pelear, o que el enfado salga en forma de comentarios hirientes o respondiendo con silencio a la persona con la que estás enfadado.

¿Cómo puede afectar la ira?

No hay nada malo en sentir ira o enfadarse por algo. Ganamos fuerza con la ira y esta fuerza puede ser útil cuando queremos crear un cambio o alcanzar un objetivo. Tampoco podemos evitar lo que nos llega ni las emociones que nos provoca, eso no lo podemos controlar. Los problemas surgen cuando actuamos con ira de formas que no son útiles ni para nosotros ni para los que nos rodean. En tales casos, nuestras reacciones pueden tener consecuencias negativas y crear problemas en nuestras relaciones con los demás. En el peor de los casos, podríamos hacer que las personas en nuestro entorno se sientan inseguras.

Si la ira te ha hecho reaccionar de un modo en el que no te sientes bien, o si ves que ha afectado a otros, puede hacerte sentir vergüenza y culpa, y hacer que te arrepientas de tus actos. Cuando esto ocurre, puede ser útil detenerse a pensar por qué te has enfadado.

Dificultades para mostrar enfado

Si, por el contrario, sientes que nunca puedes enfadarte o que te da miedo mostrar ira, esto también puede ser difícil de soportar. Puede parecer que la gente no te escucha o no tiene en cuenta tus opiniones. Quizá te sientas tenso todo el tiempo. La ira contenida también puede expresarse de otras formas, de modo que los que te rodean se den cuenta de que algo va mal pero no sepan realmente qué es, por ejemplo mostrarse pasivo agresivo, inusualmente callado o retraído.

Verificador de datos: Johan Bjureberg, psicólogo, profesor asociado de neurociencia clínica, Instituto Karolinska

Última modificación: 30 de abril de 2024