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Trauma, disociación y trastorno de identidad disociativo

La disociación puede ocurrir cuando somos abrumados por impresiones que son difíciles de manejar. Habitualmente, la razón es estrés postraumático y puede generar muchos síntomas dramáticos. Es común que ocurran muchas malinterpretaciones y el camino al diagnóstico sea largo.

¿Qué es la disociación?

Disociación significa separación e implica que el cuerpo mantiene vivencias y conductas separadas de la conciencia. El trastorno genera, en el afectado, interferencia entre la memoria, la identidad, la percepción, las emociones, la motricidad y la conducta.

La razón más común para la disociación es el estrés postraumático. Ante una situación traumática, algunas personas pueden bloquear su experiencia, sintiéndose ” fuera de sí”. Esto contribuye a que no se comprenda la situación y no se reaccione racionalmente. La disociación es la forma que tiene el cuerpo de dejar fuera memorias y hechos horribles o vergonzosos, con el fin de disminuir la ansiedad que éstos generan. Se traduce en que la persona puede no recordar el evento o las emociones asociadas.

La disociación puede surgir a partir de condiciones difíciles durante la infancia, con abuso, catástrofes naturales, genocidio o crisis familiares con infidelidad. Es habitual que coexista con otros trastornos psíquicos, particularmente el trastorno por estrés postraumático, pero también la depresión, la ansiedad y el abuso de sustancias. La disociación es común en el trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad (lee más sobre el diagnóstico aquí).

¿Qué implica el trastorno de identidad disociativo?

El trastorno de identidad disociativo anteriormente se denominaba personalidad múltiple y es una enfermedad rara en donde partes de la personalidad se “separan”. Esto genera una personalidad fragmentada que perturba la idea de quien uno es y el control sobre la conducta. El trastorno puede ser confundido con la esquizofrenia y ser percibido como que otra persona toma control sobre el cuerpo de uno.

El enfermo cuenta con varias personalidades con distintos patrones de movimiento, voces, comportamientos, memorias y experiencias, y cambia rápidamente entre éstas. El 90 por ciento de las personas enfermas han experimentado eventos traumáticos, tales como maltrato o agresiones sexuales, durante su infancia. La mayoría son mujeres y la mitad ha intentado cometer suicidio.

¿Cómo afecta la vida diaria?

Los trastornos disociativos pueden generar en el afectado sensaciones de irrealidad, embotamiento y emociones de disociación de su cuerpo (despersonalización) o del entorno (desrealización). En casos más graves, la persona puede cerrarse completamente al entorno, dejar de reaccionar a impresiones sensoriales y tener dificultades de controlar su cuerpo por voluntad propia. Pueden surgir ataques parecidos a los de la epilepsia. Muchos piensan que sufren de una enfermedad corporal grave.

Diagnóstico y tratamiento

Los pacientes que buscan asistencia por un trastorno disociativo a menudo son malinterpretados o se desconfía de ellos, aumentando así la dificultad de poder diagnosticarles. Se requiere exámenes médicos exhaustivos para descartar que los síntomas se deban a una enfermedad corporal, lo cual puede demorar mucho tiempo. Luego, se hace importante establecer la causa del problema, a menudo junto con un tratante del área de la psiquiatría.

Si sospechas que tu o un familiar tuyo sufre de disociación, puedes dirigirte a un ambulatorio o consultorio psiquiátrico para recibir orientación. A pesar de que los síntomas disociativos pueden ser drásticos y difíciles de comprender, es importante recordar que existen tratamientos exitosos. Podría tratarse de psicoterapia dirigida a la elaboración del trauma o tratamiento farmacológico.