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Embudo del agotamiento

Hoy en día, las enfermedades relacionadas con estrés son las razones más comunes para las bajas por enfermedad. Cuando el estrés es demasiado, surge el riesgo de desarrollar embudo del agotamiento. Se trata de una enfermedad de la cual toma tiempo recuperarse en cuerpo y alma, y cuyas señales de advertencia deben tomarse en serio.

¿Qué es el embudo del agotamiento?

El embudo del agotamiento es el resultado de un estrés crónico prolongado, que ha durado mínimo seis meses sin suficiente recuperación. Anteriormente se le denominaba síndrome de desgaste profesional, e implica una sobrecarga del cerebro y un estrés enfermizo.

El embudo del agotamiento se divide en tres fases. La primera es la fase prodrómica, que genera síntomas de sobrecarga físicos y psíquicos, pero la persona aún puede funcionar cotidianamente. Aquí, la mayoría entiende que los síntomas se deben al exceso de estrés y cambian su estilo de vida.

Si no se hace nada para remediar la situación, se arriesga entrar en la fase aguda. Esta fase a menudo ocurre rápida y explosivamente, de ahí la expresión “chocar con la pared”. La fase aguda puede durar algunas semanas, en donde nada funciona. Puede ser imposible salir de la cama, pensar claramente o concentrarse. Desaparece la capacidad de hacer varias cosas simultáneamente. Pueden surgir emociones de desesperación y pánico, que podrían ser malinterpretadas como depresión.

La tercera fase es la fase de recuperación. Aquí el afectado vuelve a pararse, pero sigue muy cansado, sensible al estrés y tiene dificultades de concentración y memoria. Cuanto más dura la recuperación, mejor funcionará nuevamente la persona en su vida cotidiana. El embudo del agotamiento siempre implica un aumento de la sensibilidad al estrés, incluso cuando otros síntomas hayan desaparecido.

¿Cómo afecta la vida diaria?

El 80 por ciento de los afectados son mujeres y, muchas veces, no son las personas que el entorno esperaba enfermaran. La persona a menudo se muestra comprometida y hábil en su trabajo, asume responsabilidad por su familia y siempre pone las necesidades de los demás antes que las propias.

Los síntomas del estrés son variados. Pueden expresarse en síntomas físicos como dolor de espalda, dolor de cabeza, molestias estomacales e intestinales, palpitaciones y bajas defensas inmunológicas. La persona puede estar cansada, pero, al mismo tiempo, tiene dificultades para relajarse y dormir. Siente preocupación, ansiedad y depresión, y tiene dificultades para concentrarse.

¿Por qué debo buscar ayuda?

Es importante atender a las señales de advertencia del cuerpo y buscar ayuda a tiempo. Volver luego de un agotamiento puede resultar difícil y demorar tiempo, pero cuanto antes se busque asistencia médica, menos daño causará la enfermedad. Nadie agradecerá al afectado por haber soportado tanto antes de enfermar.

Si tu o un familiar se encuentra en la zona de riesgo de alguna enfermedad relacionada con el estrés, debes buscar ayuda en un ambulatorio o en la atención de salud de la empresa. En caso de síntomas agudos recomendamos un consultorio psiquiátrico. Un médico realizará un examen corporal y escuchará tu relato sobre las molestias. A menudo se toman pruebas de sangre para descartar otras enfermedades.

¿Se puede volver a estar bien?

La mayoría de las personas que sufren de embudo del agotamiento se recuperan, aún que puede demorar e implicar un aumento de la sensibilidad al estrés. También existe riesgo de recaídas. El afectado deberá estar con baja por enfermedad o disminuir la carga laboral para darle al cuerpo una posibilidad de recuperarse. Ayuda realizar ejercicios de relajación, ejercitarse y dormir bien. Se debe disminuir las exigencias, darse el tiempo de compartir con amigos y familiares, y hacer cosas del agrado de uno.

El tratamiento puede consistir en terapia conversacional, de preferencia grupal, o tratamiento farmacológico. Lo importante es recordar que los fármacos no son la solución, sino una ayuda para enfrentar la razón real del estrés.