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El síndrome de Tourette y los tics

El síndrome de Tourette y los tics habitualmente aparecen alrededor de los siete años y se deben a un desbalance en el cerebro. Recibir un diagnóstico puede sentirse como recibir una pena de cadena perpetua, particularmente para los padres de un niño afectado. Pero el hecho es que la mayoría se recupera o aprende a manejar los síntomas.

¿Qué es el síndrome de Tourette?

El síndrome de Tourette pertenece al grupo de diagnósticos denominado trastornos neuropsiquiátricos, es decir, en donde el cerebro no funciona como debe. En este caso, los síntomas son tics motores y verbales. Los tics son movimientos que parecen reflejos, por ejemplo, parpadear con los ojos, levantar los hombros o rozar un objeto. También incluyen sonidos tales como toser, carraspear o silbar.

Muchas personas asocian los tics con decir malas palabras o comentarios inapropiados. Esto se denomina coprolalia y muchas personas con el síndrome de Tourette no lo padecen.

Habitualmente, los tics aparecen en la infancia, entre los cinco y los siete años de edad, pero esto no significa que el niño desarrollará el síndrome de Tourette. Puede ser pasajero y no requerir tratamiento. Para que se establezca el diagnóstico de síndrome de Tourette, se requiere que los tics hayan estado presentes durante a lo menos un año y durante a lo menos tres meses sin interrupción. La enfermedad es hereditaria y afecta principalmente a los niños.

¿Cómo afecta la vida diaria?

El síndrome de Tourette puede ser particularmente complicado para niños que recién comienzan a estudiar. Además de los tics, es habitual que presenten dificultad para concentrarse, hiperactividad y dislexia. La enfermedad puede variar mucho y tener períodos difíciles con tics, y otros en donde apenas se notan. Es habitual que el estrés gatille los síntomas.

En la mayoría los casos, los síntomas disminuyen o desaparecen en edad adulta. Si esto no ocurriera, muchos afectados aprenden a controlar sus tics para que su entorno no los note y luego los dejan aflorar en privado. La mayoría puede vivir una buena vida en sociedad con la enfermedad. Es de gran importancia que el entorno sea comprensivo.

El síndrome de Tourette a menudo implica mucha impulsividad, trastornos obsesivo-compulsivos, ansiedad o depresión. La enfermedad no afecta ni la inteligencia ni los talentos de la persona. Existe una discusión acerca de la conexión entre el síndrome de Tourette y el talento musical, por ejemplo, el de Mozart.

¿Debiera buscar ayuda?

Debes buscar ayuda si descubres que un niño es incomodado por los tics durante un periodo prolongado. Puede ser difícil que adviertas la razón del comportamiento del niño y, cuanto antes el niño reciba un diagnóstico, más fácil se hace manejar la enfermedad durante su crecimiento. Cuanto más información y conocimiento se maneje, mejor se comprenderá en el entorno del niño que su comportamiento no es voluntario.

Dependiendo de la edad del niño, deberás contactar a un ambulatorio, la asistencia médica escolar, un BUP (atención psiquiátrica para niños y adolescentes) o un ambulatorio pediátrico. Para establecer un diagnóstico, el médico deberá descartar otras razones para los tics, además de constatar que el afectado sufre de tics tanto motores como verbales.

¿Qué podría comprender el tratamiento?

Si los tics del niño causan gran impedimento, se puede acudir a ayuda profesional. Además de apoyo adicional en la escuela, el niño con síndrome de Tourette podría recibir tratamiento médico y terapia cognitivo-conductual. Los familiares también podrían necesitar apoyo y entrenamiento para poder apoyar al afectado.