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Autoodio y destructividad

Es posible odiarse a sí mismo de forma irrazonable. Puede ser que no me guste mi aspecto físico, perciba que no soy bueno en algo o considere que le causo daño a otras personas. Pensamientos que puedan conducir a impulsos de querer dañarme o castigarme a mí mismo. Nadie debería vivir así.

¿Qué es el autoodio?

Vivir con autoodio es como vivir con un acosador interno. Éste critica y juzga constantemente y hace a la persona sentirse sin valor, fracasada, inútil, fea, asquerosa, obesa, maligna o extraña. El acosador interno también convence al afectado que las personas a su alrededor lo ven de la misma manera. Esto puede conducir a ansiedad y a un sentimiento de no tolerar su cuerpo o su personalidad.

El autoodio surge de una espiral negativo de baja autoestima, que puede resultar de varias situaciones. Puede tratarse de un hecho ocurrido durante la infancia o temprano en la vida, que hace a la persona creer que vale menos que los demás. Que hay algo mal en uno y que uno no es merecedor de cariño. El autoodio también es un síntoma de la depresión y del trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad.

¿Cómo afecta la vida diaria?

Cuando la sensación de autoodio y ansiedad se hace demasiado fuerte, existe el riesgo de que surjan comportamientos destructivos buscando manejar o adormecer las emociones desagradables. Cortarse o de otro modo dañar la piel, puede ser una forma de atenuar la ansiedad, pero también de castigar al cuerpo. Una persona con autoodio puede sentir que el cuerpo necesita purificarse. Otras formas de atacar al cuerpo son mediante trastornos de la alimentación o el abuso de alcohol y drogas. También pueden surgir pensamientos suicidas.

El autoodio y la destructividad hacen al afectado más introvertido. Aislarse es una forma de ocultar su malestar y sus conductas. Es habitual sentir vergüenza y, debido a esto, sentirse aún peor. La persona puede sentir que no se merece sentirse bien. Esto puede llevarla a dejar de preocuparse de, o incluso evitar, aquello que la hace sentirse bien. Por ejemplo, alimentarse y dormir bien, hacer ejercicios y compartir con otras personas.

¿Puede mejorar?

En ese lugar y momento, todos los pensamientos negativos pueden sentirse verdaderos. Por ejemplo, que no existe otra salida que continuar acosando o castigándose. Sin embargo, todo está en nuestra mente. Existen otras, y mejores, maneras de manejar estas emociones, que en el largo plazo harán al afectado sentirse mejor.

Dañarse a sí mismo puede aliviar las emociones fastidiosas por el momento, pero no es jamás una buena solución en el largo plazo. Lo mejor que uno puede hacer es, en cambio, cuidar de sí mismo y demostrar autocompasión. Atreverse a contarle a alguien como te sientes puede disminuir la sensación de soledad.

¿Es tratable?

Si te sientes identificado con esto, o piensas que un familiar lo está viviendo, es momento de cambiar el patrón y buscar ayuda. Contacta con un ambulatorio, un consultorio psiquiátrico o el servicio de salud de tu empresa y pide hora para una cita. Si eres menor de 18 años puedes contactar con un consultorio para adolescentes o un BUP (atención psiquiátrica para niños y adolescentes).

En la asistencia médica podrán buscar el origen del problema y averiguar de dónde proviene el autoodio y cómo puede manejarse. La terapia conversacional y el tratamiento farmacológico han demostrado eficacia en casos de comportamiento autodestructivo. De todos modos, es reconfortante poder excluir otros trastornos.