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Agresión sexual

Se habla de agresión cuando una persona es expuesta a un acto sexual sin su consentimiento. Las víctimas de agresión sexual suelen sentir culpa y vergüenza, pero es importante atreverse a contar lo sucedido para poder mejorarse.

¿Qué es una agresión sexual?

Una agresión sexual implica que una o varias personas se toman la libertad de exponer a otra persona a un acto sexual vejatorio. Puede tratarse de un acto tanto mental como físico, y solamente la persona expuesta puede determinar qué es aceptable y qué no.

Una agresión sexual puede adoptar la forma de una violación o imposición a satisfacer sexualmente al perpetrador. También puede tratarse de tocaciones no consentidas. Una agresión sexual puede ser un comentario sexista, u obligar a alguien a ver pornografía o realizar un acto sexual.

Todos los actos sexuales con niños menores de 15 años son ilegales. Una agresión puede ocurrir una o varias veces y el perpetrador a menudo utiliza su posición de poder. También es habitual que niños y adolescentes sufran agresiones por parte de un padre, pariente, profesor o vecino, que aprovecha la falta de conocimiento del niño. Otra superioridad de poder, más allá de la edad, puede ser una víctima físicamente más débil, embriagada, enferma o con discapacidad funcional. Algunos perpetradores generan conscientemente una relación emocional positiva con el niño para luego aprovechar eso.

No se puede ver en alguien si es o no capaz de cometer agresiones sexuales. Lo más habitual es que la propia pareja cruce la línea y, en esos casos, también es común que realice amenazas y ejerza violencia.

¿Cómo puede afectar la vida?

Las agresiones sexuales generar, por sobre todo, un daño psicológico. El hecho se asienta profundamente en la autoestima y contribuye a menoscabar el autorrespeto de la persona, dificultando además la confianza en otros.

Muchas personas se responsabilizan por no haber sido lo suficientemente claras en decir no y, por tanto, se culpan a sí mismas de la agresión. El sentir así no significa que sea cierto. Sin importar las emociones o los pensamientos que surjan luego del hecho, la culpa siempre la tendrá el perpetrador.

Muchas personas sienten vergüenza y asco por el asalto y les dificulta hablar sobre el tema. Esto conlleva sentimientos de soledad y dudas acerca de su propia vivencia. La persona puede sufrir de preocupación, ansiedad, depresión, estrés, trastornos del sueño, ira y pensamientos suicidas. En algunos casos, los síntomas aparecerán rápidamente, mientras que en otros demorarán mucho tiempo.

¿Se puede lograr una mejoría?

A pesar de que las agresiones sexuales puedan causar un gran dolor y daños profundos en el alma, existen vías de mejora. Se puede volver a tomar control sobre su propia vida. Contarle a alguien lo ocurrido, y que te crean, puede disminuir los sentimientos de soledad. Cuéntale a una persona de tu confianza o toma contacto con una persona externa, como un consejero o un psicólogo.

Si en este momento te encuentran en una situación de agresiones sexuales, puede ser aún más difícil atreverse a contar. Si te sientes amenazado, puedes contactar con alguien de forma anónima.

¿Dónde encontrarás ayuda?

Si sospechas que tu o alguien en tu entorno ha sido expuesto a agresión sexual, puedes contactar con un ambulatorio o una unidad de urgencia. Además, existen servicios de urgencia para mujeres y muchachas en varios lugares de Suecia. En el caso de niños, están los servicios sociales.